Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo;
a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.
Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes;
presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad,
palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros.
Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones;
no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.