No vemos ya nuestras señales; No hay más profeta, Ni entre nosotros hay quien sepa hasta cuándo.
Mató sus víctimas, mezcló su vino, Y puso su mesa.
Venid, comed mi pan, Y bebed del vino que yo he mezclado.
¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la noche, hasta que el vino los enciende!
¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida;
No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,