Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre;
El ojo que escarnece a su padre Y menosprecia la enseñanza de la madre, Los cuervos de la cañada lo saquen, Y lo devoren los hijos del águila.
Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.