Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos.
Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban,
y le escarnecerán, le azotarán, y escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día resucitará.
Y algunos comenzaron a escupirle, y a cubrirle el rostro y a darle de puñetazos, y a decirle: Profetiza. Y los alguaciles le daban de bofetadas.