Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.
Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.