Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.
Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces,
diciendo: ¡Ah! їqué tienes con nosotros, Jesús nazareno? їHas venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios.
También salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo.
Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.