Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac “risa”; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él.
Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios,
plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido;