Del mandamiento de sus labios nunca me separé; Guardé las palabras de su boca más que mi comida.
Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos.
Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;