Ahora pues, oh Dios mío, te ruego estén abiertos tus ojos, y atentos tus oídos a la oración en este lugar.
Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, Porque a ti oraré.
Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.
Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario.
їNo volverás a darnos vida, Para que tu pueblo se regocije en ti?