Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga.
He aquí, bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; Por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso.
mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.
y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él;
Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.
Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.