y cuando te vean los egipcios, dirán: Su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida.
Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti.
Oración de Moisés, varón de Dios. Señor, tú nos has sido refugio De generación en generación.
Antes que naciesen los montes Y formases la tierra y el mundo, Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.
Vuelves al hombre hasta ser quebrantado, Y dices: Convertíos, hijos de los hombres.
Porque mil años delante de tus ojos Son como el día de ayer, que pasó, Y como una de las vigilias de la noche.
Los arrebatas como con torrente de aguas; son como sueño, Como la hierba que crece en la mañana.
En la mañana florece y crece; A la tarde es cortada, y se seca.
Porque con tu furor somos consumidos, Y con tu ira somos turbados.
Pusiste nuestras maldades delante de ti, Nuestros yerros a la luz de tu rostro.
Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira; Acabamos nuestros años como un pensamiento.
Los días de nuestra edad son setenta años; Y si en los más robustos son ochenta años, Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, Porque pronto pasan, y volamos.
їQuién conoce el poder de tu ira, Y tu indignación según que debes ser temido?
Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría.
Vuélvete, oh Jehová; їhasta cuándo? Y aplácate para con tus siervos.
De mañana sácianos de tu misericordia, Y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días.
Alégranos conforme a los días que nos afligiste, Y los años en que vimos el mal.
Aparezca en tus siervos tu obra, Y tu gloria sobre sus hijos.
El entendido en la palabra hallará el bien, Y el que confía en Jehová es bienaventurado.
Torre fuerte es el nombre de Jehová; A él correrá el justo, y será levantado.
Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová.
Y Herodes quería matarle, pero temía al pueblo; porque tenían a Juan por profeta.
Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga.
Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.