Si me alegré de que mis riquezas se multiplicasen, Y de que mi mano hallase mucho;
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos.
Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!
Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, їde quién será?
Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.