Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.
Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos, Y he escapado con sólo la piel de mis dientes.
La noche taladra mis huesos, Y los dolores que me roen no reposan.