Llama luego, y yo responderé; O yo hablaré, y respóndeme tú.
He aquí, yo clamaré agravio, y no seré oído; Daré voces, y no habrá juicio.
¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién diese que se escribiesen en un libro;
Clamo a ti, y no me oyes; Me presento, y no me atiendes.
Mas él no extenderá la mano contra el sepulcro; їClamarán los sepultados cuando él los quebrantare?
Ando ennegrecido, y no por el sol; Me he levantado en la congregación, y clamado.
їCuánto menos cuando dices que no haces caso de él? La causa está delante de él; por tanto, aguárdale.