Porque el temor que me espantaba me ha venido, Y me ha acontecido lo que yo temía.
Como la nube se desvanece y se va, Así el que desciende al Seol no subirá;
De todas partes lo asombrarán temores, Y le harán huir desconcertado.
Porque temí el castigo de Dios, Contra cuya majestad yo no tendría poder.
Por tanto, serán como la niebla de la mañana, y como el rocío de la madrugada que se pasa; como el tamo que la tempestad arroja de la era, y como el humo que sale de la chimenea.