Y si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi mal.
Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.
Por tanto, no refrenaré mi boca; Hablaré en la angustia de mi espíritu, Y me quejaré con la amargura de mi alma.
Abomino de mi vida; no he de vivir para siempre; Déjame, pues, porque mis días son vanidad.
їAcaso me quejo yo de algún hombre? їY por qué no se ha de angustiar mi espíritu?