Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,
deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.
Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel.
De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.
El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido.
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.
que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor;