Desde los cielos miró Jehová; Vio a todos los hijos de los hombres;
Desde el lugar de su morada miró Sobre todos los moradores de la tierra.
Él formó el corazón de todos ellos; Atento está a todas sus obras.
El rey no se salva por la multitud del ejército, Ni escapa el valiente por la mucha fuerza.
Vano para salvarse es el caballo; La grandeza de su fuerza a nadie podrá librar.
Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.
Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,
el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca;
El que guarda su boca y su lengua, Su alma guarda de angustias.