Aquel día quitará el Señor el atavío del calzado, las redecillas, las lunetas,
los collares, los pendientes y los brazaletes,
las cofias, los atavíos de las piernas, los partidores del pelo, los pomitos de olor y los zarcillos,
los anillos, y los joyeles de las narices,
las ropas de gala, los mantoncillos, los velos, las bolsas,
los espejos, el lino fino, las gasas y los tocados.
Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos,
sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.