Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó.
Así se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, según precio puesto por los hijos de Israel;
y las dieron para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor.