Mi alma también está muy turbada; Y tú, Jehová, їhasta cuándo?
Has cambiado mi lamento en baile; Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría.
Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; Porque mío es el mundo y su plenitud.
Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.