Y decía Simei, maldiciéndole: ¡Fuera, fuera, hombre sanguinario y perverso!
Jehová te ha dado el pago de toda la sangre de la casa de Saúl, en lugar del cual tú has reinado, y Jehová ha entregado el reino en mano de tu hijo Absalón; y hete aquí sorprendido en tu maldad, porque eres hombre sanguinario.
Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.
Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán.
Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores.
Él guarda todos sus huesos; Ni uno de ellos será quebrantado.
Porque él me ha librado de toda angustia, Y mis ojos han visto la ruina de mis enemigos.
Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto es, no lo puedo comprender.
Y le enviaron algunos de los fariseos y de los herodianos, para que le sorprendiesen en alguna palabra.