Y quebrantaba los colmillos del inicuo, Y de sus dientes hacía soltar la presa.
Para que no diga mi enemigo: Lo vencí. Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara.
Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio.
Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; Mas la lengua de los sabios es medicina.
Saeta afilada es la lengua de ellos; engaño habla; con su boca dice paz a su amigo, y dentro de sí pone sus asechanzas.
Oíd esto, los que explotáis a los menesterosos, y arruináis a los pobres de la tierra,