Y David le dijo: Tu sangre sea sobre tu cabeza, pues tu misma boca atestiguó contra ti, diciendo: Yo maté al ungido de Jehová.
Su iniquidad volverá sobre su cabeza, Y su agravio caerá sobre su propia coronilla.
El hombre malo, el hombre depravado, Es el que anda en perversidad de boca;
Perversidades hay en su corazón; anda pensando el mal en todo tiempo; Siembra las discordias.
El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal,
Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.