Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina;
Y lo oyeron los escribas y los principales sacerdotes, y buscaban cómo matarle; porque le tenían miedo, por cuanto todo el pueblo estaba admirado de su doctrina.
Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas.
Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!