Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;
Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.
Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.