Y ahora, Señor, їqué esperaré? Mi esperanza está en ti.
Líbrame de todas mis transgresiones; No me pongas por escarnio del insensato.
Enmudecí, no abrí mi boca, Porque tú lo hiciste.
Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios.