Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, Extendí mi mano, y no hubo quien atendiese,
¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado!
Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová;
їPor qué cuando vine, no hallé a nadie, y cuando llamé, nadie respondió? їAcaso se ha acortado mi mano para no redimir? їNo hay en mí poder para librar? He aquí que con mi reprensión hago secar el mar; convierto los ríos en desierto; sus peces se pudren por falta de agua, y mueren de sed.
Sus pies corren al mal, se apresuran para derramar la sangre inocente; sus pensamientos, pensamientos de iniquidad; destrucción y quebrantamiento hay en sus caminos.
En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono de Jehová, y todas las naciones vendrán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén; ni andarán más tras la dureza de su malvado corazón.
Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor.