Tomó el sabio la ciudad de los fuertes, Y derribó la fuerza en que ella confiaba.
El hombre sabio es fuerte, Y de pujante vigor el hombre docto.
También vi esta sabiduría debajo del sol, la cual me parece grande:
una pequeña ciudad, y pocos hombres en ella; y viene contra ella un gran rey, y la asedia y levanta contra ella grandes baluartes;
y se halla en ella un hombre pobre, sabio, el cual libra a la ciudad con su sabiduría; y nadie se acordaba de aquel hombre pobre.
Entonces dije yo: Mejor es la sabiduría que la fuerza, aunque la ciencia del pobre sea menospreciada, y no sean escuchadas sus palabras.
Las palabras del sabio escuchadas en quietud, son mejores que el clamor del señor entre los necios.
Mejor es la sabiduría que las armas de guerra; pero un pecador destruye mucho bien.