He aquí, aunque él me matare, en él esperaré; No obstante, defenderé delante de él mis caminos,
Se hundieron las naciones en el hoyo que hicieron; En la red que escondieron fue tomado su pie.
Cantaré a Jehová, Porque me ha hecho bien.
Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; La gracia se derramó en tus labios; Por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.
Ciñe tu espada sobre el muslo, oh valiente, Con tu gloria y con tu majestad.
En tu gloria sé prosperado; Cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de justicia, Y tu diestra te enseñará cosas terribles.
Tus saetas agudas, Con que caerán pueblos debajo de ti, Penetrarán en el corazón de los enemigos del rey.
Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; Cetro de justicia es el cetro de tu reino.
He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí.
En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas.
Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.