Cuando saliste de Seir, oh Jehová, Cuando te marchaste de los campos de Edom, La tierra tembló, y los cielos destilaron, Y las nubes gotearon aguas.
Las columnas del cielo tiemblan, Y se espantan a su reprensión.
Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; Temible sobre todos los dioses.