Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad;
está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas,
no atendiendo a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad.
Pero evita las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho.