Hechos de los apóstoles 12:12
Hechos de los apóstoles 12:13
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Hechos de los apóstoles 12:21
Hechos de los apóstoles 12:22
Hechos de los apóstoles 12:23
Hechos de los apóstoles 12:24
Hechos de los apóstoles 12:25
Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando.
Cuando llamó Pedro a la puerta del patio, salió a escuchar una muchacha llamada Rode,
la cual, cuando reconoció la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo adentro, dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta.
Y ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos decían: ¡Es su ángel!
Mas Pedro persistía en llamar; y cuando abrieron y le vieron, se quedaron atónitos.
Pero él, haciéndoles con la mano señal de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel. Y dijo: Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos. Y salió, y se fue a otro lugar.
Luego que fue de día, hubo no poco alboroto entre los soldados sobre qué había sido de Pedro.
Mas Herodes, habiéndole buscado sin hallarle, después de interrogar a los guardas, ordenó llevarlos a la muerte. Después descendió de Judea a Cesarea y se quedó allí.
Y Herodes estaba enojado contra los de Tiro y de Sidón; pero ellos vinieron de acuerdo ante él, y sobornado Blasto, que era camarero mayor del rey, pedían paz, porque su territorio era abastecido por el del rey.
Y un día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y les arengó.
Y el pueblo aclamaba gritando: ¡Voz de Dios, y no de hombre!
Al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos.
Pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba.
Y Bernabé y Saulo, cumplido su servicio, volvieron de Jerusalén, llevando también consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos.
Sólo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio.
Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.