no sea que el vengador de la sangre, enfurecido, persiga al homicida, y le alcance por ser largo el camino, y le hiera de muerte, no debiendo ser condenado a muerte por cuanto no tenía enemistad con su prójimo anteriormente.
Quien cuida la higuera comerá su fruto, Y el que mira por los intereses de su señor, tendrá honra.
porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,