Obstinados en su inicuo designio, Tratan de esconder los lazos, Y dicen: їQuién los ha de ver?
Irán de poder en poder; Verán a Dios en Sion.
Hija de Babilonia la desolada, Bienaventurado el que te diere el pago De lo que tú nos hiciste.
Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.