Nadie hay tan osado que lo despierte; їQuién, pues, podrá estar delante de mí?
Porque en su mano están las profundidades de la tierra, Y las alturas de los montes son suyas.
Sobre mis espaldas araron los aradores; Hicieron largos surcos.
їQuién permanecerá delante de su ira? їy quién quedará en pie en el ardor de su enojo? Su ira se derrama como fuego, y por él se hienden las peñas.