Se enardeció mi corazón dentro de mí; En mi meditación se encendió fuego, Y así proferí con mi lengua:
Cosa pestilencial se ha apoderado de él; Y el que cayó en cama no volverá a levantarse.
Hastiada está nuestra alma Del escarnio de los que están en holgura, Y del menosprecio de los soberbios.
Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, Y me rodeó la corriente; Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.