Muchas veces he oído cosas como estas; Consoladores molestos sois todos vosotros.
Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi brazo, y me sostuvo mi ira.
Porque їquién tendrá compasión de ti, oh Jerusalén? їQuién se entristecerá por tu causa, o quién vendrá a preguntar por tu paz?
A causa de los profetas mi corazón está quebrantado dentro de mí, todos mis huesos tiemblan; estoy como un ebrio, y como hombre a quien dominó el vino, delante de Jehová, y delante de sus santas palabras.
Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza,
Pero todos sus conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea, estaban lejos mirando estas cosas.