Yo dije: Jehová, ten misericordia de mí; Sana mi alma, porque contra ti he pecado.
Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. їPor qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?
Y mi enemiga lo verá, y la cubrirá vergüenza; la que me decía: їDónde está Jehová tu Dios? Mis ojos la verán; ahora será hollada como lodo de las calles.