Entonces sus siervos le dijeron: He aquí, hemos oído de los reyes de la casa de Israel, que son reyes clementes; pongamos, pues, ahora cilicio en nuestros lomos, y sogas en nuestros cuellos, y salgamos al rey de Israel, a ver si por ventura te salva la vida.
їNo lloré yo al afligido? Y mi alma, їno se entristeció sobre el menesteroso?
El Señor daba palabra; Había grande multitud de las que llevaban buenas nuevas.
Huyeron, huyeron reyes de ejércitos, Y las que se quedaban en casa repartían los despojos.
Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros.
Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros.
Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.