Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, Porque a ti oraré.
Mictam de David. Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado.
Sean avergonzados y confundidos Los que buscan mi vida; Sean vueltos atrás y avergonzados Los que mi mal desean.
Llegue mi oración a tu presencia; Inclina tu oído a mi clamor.
Porque mi alma está hastiada de males, Y mi vida cercana al Seol.
їA dónde me iré de tu Espíritu? їY a dónde huiré de tu presencia?
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.