Clamaron a ti, y fueron librados; Confiaron en ti, y no fueron avergonzados.
Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela.
Porque más grande que los cielos es tu misericordia, Y hasta los cielos tu verdad.
No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca; Corrige al sabio, y te amará.
El que ama la instrucción ama la sabiduría; Mas el que aborrece la reprensión es ignorante.
El escarnecedor no ama al que le reprende, Ni se junta con los sabios.
Hiere al escarnecedor, y el simple se hará avisado; Y corrigiendo al entendido, entenderá ciencia.
Como zarcillo de oro y joyel de oro fino Es el que reprende al sabio que tiene oído dócil.
Mejor es reprensión manifiesta Que amor oculto.
Fieles son las heridas del que ama; Pero importunos los besos del que aborrece.
Mejor es oír la reprensión del sabio que la canción de los necios.