No hay lenguaje, ni palabras, Ni es oída su voz.
Por tanto, alzó su mano contra ellos Para abatirlos en el desierto,
Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.