Me rodearon ondas de muerte, Y torrentes de perversidad me atemorizaron.
Sustenta mis pasos en tus caminos, Para que mis pies no resbalen.
Yo te he invocado, por cuanto tú me oirás, oh Dios; Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.
Muestra tus maravillosas misericordias, tú que salvas a los que se refugian a tu diestra, De los que se levantan contra ellos.