No ames el sueño, para que no te empobrezcas; Abre tus ojos, y te saciarás de pan.
Un poco de sueño, cabeceando otro poco, Poniendo mano sobre mano otro poco para dormir;
Así vendrá como caminante tu necesidad, Y tu pobreza como hombre armado.
El necio cruza sus manos y come su misma carne.