Si encubrí como hombre mis transgresiones, Escondiendo en mi seno mi iniquidad,
Porque tú eres mi roca y mi castillo; Por tu nombre me guiarás y me encaminarás.
En tu mano encomiendo mi espíritu; Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad.
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.