El que guarda su boca guarda su alma; Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad.
Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.
Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.
De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.