Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar.
Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, їno tienes cuidado que perecemos?
Le respondió Simón Pedro: Señor, їa quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.