Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios.
Cantad alabanzas, oh cielos, y alégrate, tierra; y prorrumpid en alabanzas, oh montes; porque Jehová ha consolado a su pueblo, y de sus pobres tendrá misericordia.
Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.
Este, que también esperaba el reino de Dios, y no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos,