¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!
He aquí, vuestra casa os es dejada desierta; y os digo que no me veréis, hasta que llegue el tiempo en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor.
Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación,